La forma de conducción es un factor clave que puede reducir la autonomía de un vehículo eléctrico. Aquí te detallo cómo distintos hábitos de conducción pueden afectar negativamente el consumo de energía y, por lo tanto, disminuir la autonomía:
1. Aceleraciones rápidas y agresivas
- Acelerar bruscamente requiere más potencia del motor, lo que demanda más energía de la batería en un corto periodo de tiempo. Este comportamiento es mucho menos eficiente que una aceleración suave y progresiva.
- Los autos eléctricos entregan su torque instantáneamente, lo que puede ser tentador para acelerar rápido, pero este uso intensivo del motor drena la batería más rápidamente.
2. Conducción a alta velocidad
- A velocidades elevadas (especialmente por encima de 100 km/h), la resistencia al aire aumenta de manera exponencial, lo que demanda más energía para mantener la velocidad. Los vehículos eléctricos son más eficientes a velocidades moderadas, como en conducción urbana.
- Cuanto más alta sea la velocidad, más rápido caerá la autonomía.
3. No aprovechar el frenado regenerativo
- El frenado regenerativo convierte la energía cinética en energía eléctrica, devolviendo parte de esta a la batería. Si no se aprovecha (por ejemplo, si se frena bruscamente o se usan mucho los frenos mecánicos en lugar del regenerativo, que sería dejar de tocar el freno ), se desperdicia la oportunidad de recuperar energía.
- Conducir de manera fluida, aprovechando la inercia del vehículo, mejora la regeneración y optimiza la autonomía.
El FRENO REGENERATIVO funciona tanto al dejar de acelerar como al pisar el pedal del freno, pero el modo en que se utiliza puede influir en cuánta energía se recupera.
- Dejando de acelerar (freno regenerativo pasivo): Cuando sueltas el acelerador, algunos vehículos eléctricos aplican automáticamente un nivel de freno regenerativo. Este tipo de frenado es más suave y constante, ideal para recuperar energía de forma gradual mientras reduces la velocidad. En este caso, se suele recuperar una cantidad significativa de energía.
- Usando el pedal de freno (freno regenerativo activo): En la mayoría de los EVs, el pedal del freno primero activa el freno regenerativo antes de activar los frenos mecánicos. Esto permite una recuperación adicional de energía, pero si el frenado es más fuerte o brusco, los frenos mecánicos (de fricción) pueden entrar en acción más rápido, limitando la cantidad de energía que se puede recuperar.
En general, dejar de acelerar tiende a ser una forma más eficiente de maximizar la recuperación de energía, especialmente en situaciones de desaceleración lenta o moderada, ya que el sistema tiene más tiempo para regenerar sin activar los frenos mecánicos. Sin embargo, en frenadas más fuertes con el pedal de freno, también se puede recuperar energía, pero es menos eficiente si los frenos tradicionales se activan rápidamente.
4. Frenadas bruscas o innecesarias
- Frenar de manera abrupta y constante implica que se pierde la energía cinética que podría haberse regenerado mediante el frenado regenerativo, una característica clave de los autos eléctricos para recuperar energía.
- Un estilo de conducción más suave, que anticipe paradas y permita frenar gradualmente, maximiza la cantidad de energía que el sistema puede recuperar.
5. Aceleración constante en subidas
- Mantener una aceleración constante en cuestas prolongadas consume mucha energía. Una técnica más eficiente sería reducir la velocidad y usar un modo de conducción eficiente si está disponible (como «Eco Mode»), lo que reduce la demanda del motor.
- En pendientes largas, usar el control de velocidad crucero en zonas llanas también puede ayudar a evitar aceleraciones innecesarias.
6. Uso inadecuado de modos de conducción
- Muchos vehículos eléctricos tienen distintos modos de conducción como Eco, Normal, y Sport. Usar el modo Sport o de alto rendimiento incrementa la respuesta del motor y la aceleración, lo que reduce la autonomía significativamente.
- El modo Eco suele optimizar el consumo de energía al limitar la aceleración y reducir el uso de sistemas no esenciales (como el aire acondicionado).
7. Conducir en tráfico denso con frenadas y aceleraciones constantes
- En el tráfico urbano pesado, donde hay frecuentes paradas y arranques, las aceleraciones y frenadas constantes pueden afectar la eficiencia energética si no se gestiona bien. La autonomía se reduce debido al uso intensivo del motor y el desgaste del frenado regenerativo.
- La conducción suave y con antelación, manteniendo una velocidad constante y evitando acelerones en espacios reducidos, puede mejorar la eficiencia.
8. No anticipar el tráfico o las condiciones del camino
- Una conducción anticipada que prediga paradas y giros (por ejemplo, soltando el acelerador antes de llegar a un semáforo en rojo en lugar de frenar repentinamente) permite que el auto desacelere por inercia y reduzca la necesidad de frenado abrupto, maximizando la regeneración de energía.
9. Uso ineficiente de los sistemas auxiliares
- Usar el aire acondicionado, calefacción o sistemas eléctricos intensamente mientras se conduce, especialmente en situaciones de tráfico lento o detenciones prolongadas, reduce la energía disponible para la conducción, disminuyendo así la autonomía.
10. Mantener el pie en el acelerador constantemente
- Algunos conductores tienden a mantener una leve presión en el acelerador incluso cuando podrían dejar que el vehículo «planee» o desacelere por sí solo. Liberar el acelerador en lugar de aplicar potencia continuamente puede ayudar a ahorrar energía y aumentar la autonomía.
En resumen, un estilo de conducción agresivo, poco anticipado, y no optimizado para aprovechar las características del vehículo eléctrico (como el frenado regenerativo) puede reducir considerablemente la autonomía. Conducir de manera suave, anticipando frenadas, limitando aceleraciones bruscas y manteniendo una velocidad constante optimiza el uso de la energía y aumenta la autonomía